domingo, 30 de mayo de 2010

Dulce Encuentro

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Alucinado, dolorido, feliz, deslumbrado.
Son algunos de los síntomas que tengo en este momento.
Como te extrañaba, cuanta falta me hacía verte, sentirte, disfrutarte de esta forma.
Vos ahí, yo acá, pero siempre juntos, conectados.
Lagrimas de emoción, sudor de pasión, dolores de esos que se disfrutan y a uno no le molestan.
Noche de reencuentros, caras que no veía hacía mucho tiempo, caras que me hizo bien volver a ver, caras que veo siempre pero que anoche tenían un gesto especial, distinto dibujado en su rostro.
Espaldas que aguantan el peso de un ser querido, de un ser amado, de un ser deseado, espaldas que soportan de todo con tal de ver sonrisas que son para sacarle una foto.
Abrazos de hermanos, abrazos de afecto, abrazados de emoción, abrazos de contención.
Tantos sentimientos reunidos en un solo momento, 3 horas, 25 canciones, 500 saltos, cientos de personas (y yo siempre te encontraba), decenas de abrazos, alguna que otra lagrima por ahí, una noche inolvidable y para el recuerdo.
Yo, tu, el, nosotros, vosotros y ellos.
Pero siempre con vos.
Perdido.

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